jueves, 9 de marzo de 2017

Multo male

¿De qué me sirve la eternidad
Si no la vivo como yo quiero?

¿De qué me sirve soñar
Si nunca voy a vivir mis sueños?

Cada niño mendigo que me encuentro al caminar es la remembranza de algún sueño roto, o de  un soñador inválido que se ha anonadado ante el llamado inagotable de su corazón. Y el niño mendigo que comparte conmigo el aire que respiro, no se anonada, ni tampoco sueña. Se margina de su interior, y nunca se exalta por el soñador inválido que lo contempla desde las más altas bajezas del soñador que vive dormido, pero nunca sueña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario